Poco menos de una hora duró en reencuentro que Don Carlos, de 80 años esperaba tanto: poder estar con Toby, el perrito que lo acompaña hace cinco años.
Esta visita forma parte de un nuevo protocolo que busca integrar a las mascotas durante la recuperación de pacientes críticos. Para que esta experiencia sea beneficiosa y segura, se debe cumplir con criterios médicos, logísticos y sanitarios.
“Yo pienso que el de arriba me dio una oportunidad más para estar con mi hijo y con mi familia y con mi amigo. Por eso estoy muy agradecido y emocionado”, comentó Don Carlos sobre la visita de Toby.
Cynthia Quezada, enfermera de la Unidad Coronaria del Hospital Clínico de la Universidad de Chile explicó que Don Carlos llegó hablando sobre Toby. “Contaba que veían tele juntos, que eran solitos, y cuando me tocó atenderlo, se puso a llorar porque lo extrañaba mucho”.
“Intentamos imprimir una foto, incluso la dejamos de fondo de pantalla, pero no era lo mismo. Un día que lo habían llevado a hemodinamia, cuando lo fui a buscar venía muy triste, llorando otra vez porque quería ver a Toby”, aseguró.
¿Cómo funciona?
Desde la Universidad de Chile aseguran que luego de una evaluación médica del estado del paciente, del cumplimiento de requisitos veterinarios (como vacunación, baño y control de comportamiento), el consentimiento informado, y medidas estrictas de higiene y control de infecciones durante toda la actividad, la mascota puede permanecer entre 30 y 60 minutos en compañía del paciente, bajo la supervisión del equipo de salud.
El doctor Carlos Romero, médico intensivista del Hospital, asegura que “ya habíamos incorporado medidas como la flexibilización de las visitas de familiares; musicoterapia; salida terapéutica y cuidados de fin de vida. Este protocolo nos permite dar un marco formal a algo que antes se hacía solo de forma excepcional: el reencuentro entre pacientes críticos y sus mascotas, algo que puede tener un impacto emocional muy positivo”.
Y es que según el especialista, que fue parte de la creación del protocolo, la liberación de endorfinas y la disminución del cortisol, lo que contribuye a reducir ansiedad, estrés y sensación de soledad. “Esto puede traducirse en una mejor disposición del paciente a participar en actividades de rehabilitación”.
Desde la coordinación de la UCI, María Angélica Berasain, enfermera y una de las encargadas del protocolo, destaca el trabajo interprofesional detrás de su diseño e implementación. “Esta iniciativa busca aliviar condiciones como la ansiedad, el delírium o la angustia, que son frecuentes en estadías prolongadas en la UPC. Además del respaldo clínico, fue clave la colaboración con el Comité de Prevención y Control de Infecciones del hospital para asegurar que todo se realice con los resguardos necesarios”, señala.
Don Carlos, por su parte, sigue emocionado: “Estoy agradecido. Con mi hijo, con mi familia, con mi amigo don Juan que lo cuida, con el hospital… Que hayan permitido que Toby viniera fue extraordinario. Es mi compañero, mi hijo. Yo sólo quiero estar un poco más de tiempo con él”.