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“Hermana Soltá La Panza”: La campaña que invita a no sentir vergüenza de tu cuerpo

¿Alguna vez te negaste a usar cierto tipo de ropa por temor a lo que pensaran o dijeran sobre tu cuerpo? Si alguna vez recibiste un comentario que te avergonzara por tu cuerpo, sufriste Body Shaming.

Lamentablemente no es algo aislado. Según una encuesta a unas 5000 mujeres hechas por “La Rebelión del Cuerpo” son las mujeres “entre 18 y 25 años son quienes reportan menores niveles de autoestima y de satisfacción vital”.

Para terminar con eso es que han surgido varias campañas desde hace unos años, para que nuestros cuerpos dejen de tener una carga negativa. Una de ellas es “Hermana Soltá la Panza”, nacida en 2018 en Argentina, como una invitación a que las mujeres dejen de sentir que tienen que cumplir con ciertos estándares de belleza, obligándolas a tener el abdomen plano o a estar siempre ocultando la panza.

¿Cómo nace “Hermana Soltá La Panza”?

La iniciativa es del colectivo “Mujeres que no fueron tapa”, el que busca terminar con los estereotipos impuestos y lo hicieron como una respuesta al bombardeo publicitario que hay cada verano.

Así fue como pidieron a diferentes mujeres que mandaran su “foto soltando la panza” junto a sus historias. Una campaña liberadora que tuvo más éxito del que sus impulsoras esperaban.

“Al principio hacía publicaciones en redes sobre esto de ‘llegar al verano’: cómo son, por ejemplo, las publicidades de bikinis, siempre con mujeres delgadas, blancas pero bronceadas, cómo nos venden trajes de baño que no podríamos usar. Lo diferente fue que, esta vez, convocamos a las mujeres a hackear esa discusión usando las imágenes de sus propios cuerpos”, cuenta a Infobae Lala Pasquinelli, fundadora de la comunidad.

Las fotos y testimonios que vienen con ellas, hacen sentir identificadas a más de una:

“Suelto la panza y pienso en todas las veces que no dejé que me abracen para que no toquen mi panza caída de costado”, dice uno de los testimonios.

“Toda mi infancia fui gordita y odiaba mi cuerpo. Mi mamá me obligaba a meter panza o usar faja. El verano era una tortura, a tal punto que intenté vomitar después de las comidas y no pude”.

¿Te unirías a esta consigna?