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Frente al contexto actual donde apremian las medidas para revertir el cambio climático y la crisis medioambiental que esta genera, hoy 24 d octubre se celebra el Día Internacional Contra el Cambio Climático. Una fecha que no ha sido oficializada por la ONU, pero que sí recibe su apoyo debido a la acentuada concentración de gases invernaderos que está dañando la tierra.
Estos gases ocasionan un incremento de las temperaturas, generando el fenómeno del calentamiento global. Y lo que los genera es la actividad humana con el consumo eléctrico; los desechos contaminantes; la quema de combustibles fósiles; entre otros. Al respecto, te damos a conocer 10 hábitos cotidianos que contribuyen a la polución más de lo imaginado.
Una ducha de 10 minutos consume 200 litros de agua, según datos de la OMS. Por eso se recomienda que al momento de enjabonarse o de aplicarse shampoo, se cierre el grifo para ahorrar el líquido vital.
Al igual que malgastar agua durante la ducha, otro hábito común es el de hacerlo durante el cepillado de dientes. En vez de dejar la llave abierta, lo mejor sería usar el agua de un vaso lleno para enjuagarse.
Los aerosoles contienen CFC (Clorofluorocarbono) que afectan a la capa de ozono. Ese descubrimiento lo hicieron Frank Rowland y Mario Molina de la Universidad de California en 1970. Desde entonces, el impacto nocivo de estos productos se ha regulado, pero no dejan de ser contaminantes. Optar por desodorantes en barra o crema es más sustentable.
Los chicles están compuestos por distintos saborizantes, gomas de resinas naturales, sintéticas, azúcar y colorantes. Pero además, tienen un 80% de plástico. El chicle tiene una duración de cinco años, con el paso del tiempo puede desintegrarse más fácilmente con el sol. Sin embargo, es importante evitar tirarlos al suelo ya que encima de contaminar, también dañan a los animales que los ingieren.
El filtro de los cigarrillos es de acetato de celulosa, la combinación de componentes de la colilla hace que su tiempo de degradación pueda llegar a los diez años. Las colillas por el momento no son reciclables, lo mismo ocurre con los chicles.
Los globos que terminan a la deriva pueden acabar fácilmente dentro del estómago de animales como peces, aves y demás fauna marina que no es capaz de distinguirla de la comida. Además, constituyen parte de la fuente de basura.
El mercurio, contenido en casi todas las pilas (aparte de arsénico, cinc, plomo, cromo o cadmio), es uno de los metales más tóxicos conocidos. Al entrar en contacto con el agua se origina el metilmercurio, un derivado que contamina gravemente la biosfera marina. Por si fuera poco, puede tardar entre 500 y 1000 años en degradarse. Se recomienda deshacerse de ellas en puntos limpios o en tiendas de electrónica que tengan habilitado el depósito de pilas.
A la hora de conducir, arrancar el motor sin acelerar o iniciar la marcha justo tras arrancar el motor en motores de gasolina y esperar unos segundos en los coches diésel, puede generar un impacto menor en el medio ambiente.
Los anillos de plástico que se utilizan para sujetar las distintas latas de cerveza o refrescos son un peligro para el medio ambiente cuando se desechan. El problema viene no solo porque se trate de un plástico, sino por su forma, un peligro sobre todo para la vida marina.
las toallitas húmedas llegan tras tirar la cadena a las depuradoras casi intactas y en su recorrido se deshilachan, se trenzan entre sí y con otros residuos y el resultado son grandes atascos. cuando las toallitas húmedas terminan en el váter, empiezan a costarnos entre 500 y 1.000 millones anuales en depuración de aguas.
Romántica TV
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