A pesar de que no suele ser común, tampoco es de extrañarse que algún animalito callejero como gatos o perros pueda irrumpir en la casa de las personas. Sin embargo, una familia en Nueva Zelanda fue testigo de una visita fuera de lo normal. Y es que nada más ni nada menos que una foca fue el simpático invasor.
La familia Ross vive cerca del mar en una zona costera del país oceánico, está compuesta por un un gato, “Coco”; dos hijos; la madre, y curiosamente, el padre que es biólogo marino. Cuando los dos niños estaban durmiendo, y ambos padres fuera de la casa, el mamífero recorrió unos 150 metros desde su hábitat hasta entrar a la casa pasando por dos gateras.
Jenn, la mamá, había escuchado un sonido extraño antes de salir a hacer ejercicio, pero no le dio importancia. Distinta fue la actitud cuando volvió alrededor de las 7 de la mañana. Cuando se encontró con la tierna foca, “Se asustó un poco y se abrió paso por el pasillo hasta la habitación de invitados”.
“Coco”, por su parte, según cuenta la familia habría salido a ver el animal con susto. De hecho volvió a la casa a los pocos días del incidente. En cuanto a los dos niños, Noah y Ari, fueron despertados para ver al animalito, el cual no reaccionó nunca con violencia ni se defecó, y hasta descansó en un sofá.
Algo que resultó hilarante fue que el padre, Phil, pudo haber sido de gran utilidad siendo biólogo marino, pero justamente ese día no se encontraba presente. “Esta es realmente la única emergencia familiar en la que sería útil tener un biólogo marino en la casa”, dijo. “Realmente extrañé mi tiempo para brillar”.
Como una tradición para las focas de la comunidad, el amigo marino fue bautizado como “Óscar”. Y finalmente fue devuelto al mar por un guardabosques del Departamento de Conservación.
Una grata pero sorpresiva visita que seguramente la familia entera recordará con humor.