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La comunidad LGTBQ+ ha enfrentado el rechazo a lo largo de la historia. Afortunadamente, eso ha ido cambiando, y en los últimos años, la sociedad ha ido entendiendo y aceptando que cada persona es libre de amar e incluso se crearon leyes que defiendan este principio.
Ahora es Nueva Zelanda donde se sumó una nueva normativa que defiende los derechos de esta comunidad. Se trata de una ley que prohibirá las terapias de conversión.
Esto significa que se tomarán ciertas medidas frente a quienes quieran cambiar a la fuerza la identidad u orientación sexual de los miembros y que castigará a los que incumplan este decreto hasta cinco años de cárcel.
El proyecto fue creado por la ministra Jacinda Ardern busca darle término al “error hiriente, insidioso y destructivo” que experimenta este grupo social.
El viceprimer ministro neozelandés, Grant Roberston -abiertamente homosexual- dio una entrevista a Radio New Zealand, en la que consideró que esta ley “envía un mensaje: un mensaje de apoyo y afirmación del amor a todas las comunidades del arco iris”.
El Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Tortura, entre otras organizaciones; han declarado a la ley de conversión como una pena cruel, inhumana y degradante.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos, explicó que los Estados “tienen la obligación de proteger a todas las personas, incluidas las personas LGBT e intersexuales, de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”. Así se determina que la terapia de conversión viola esta obligación.
En el caso de Chile, ninguna ley prohíbe las terapias. Por otra parte, en el caso de profesionales como los psicólogos, su Código de Ética no menciona específicamente el impedimento de practicar este método.
Un vacío legal que permite una práctica que denigra a quienes la padecen.
Romántica TV
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