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A pesar de que en la actualidad existe un mayor espacio de libertad para la comunidad LGBTIQA+, lo cierto es que en épocas anteriores a penas existía la aceptación y el respeto. Y ese infierno fue vivido por aquellos que hoy en día ya son personas de tercera edad. Después de tanto tiempo de rechazo, lo mínimo que merecen es paz con sus pares.
Hallar esa armonía, lamentablemente, sigue sin ser una meta fácil de llegar. Pero por suerte, hay personas que concretan iniciativas para crear nuevos espacios de convivencia. Entre ellas, Federico Armenteros, presidente de la Fundación 26 de Diciembre, quien planea una residencia para personas mayores enfocada (no excusivo) en la comunidad LGBTIQA+ en Madrid, España.
La Fundación 26 de diciembre, llamada así para conmemorar la fecha de 1978 en la que se despenalizó la homosexualidad en España, se encarga de entregar cuidados para las minorías sexuales. En la misma línea, la residencia que se inauguraría en este año, buscará ser un espacio de reunión, descanso y atención de todo tipo.
“La homofobia no mengua con la vejez, al contrario. Y un lugar donde pasar tus últimos años que te obligue a volver a un armario del que te has pasado una vida escapando es la peor derrota vital”, explicó Armenteros a El País.
Lo que antes era la Residencia y Centro de Día para Personas Mayores de Villaverde, pasará a ser Rehabilitación de residencia especializada en personas mayores LGTBI. El nuevo espació tendrá cuatro pisos, más de 60 habitaciones, bibliotecas, cafeterías, salones multiuso y mucho más. Será uno de los primeros centros públicos del mundo con estas cualidades.
El escenario para las personas el colectivo LGBTIQA+ en España no parece ser lo suficientemente justo todavía.
Según el Instituto Nacional de Estadística, casi el 20% de la población española (47 millones) supera los 65 años. Y el 12% de las personas se declara LGBTIQA+. Aquellos mayores que pertenecen al colectivo, arriesgan ser marginados nuevamente a medida que avanza la edad.
“La mayoría de nosotros no hemos podido vivir con libertad. Hemos sido denominados vagos y maleantes, enfermos mentales y hasta hemos tenido que escuchar que la tragedia del sida era un castigo divino a nuestros pecados”, explicó Armenteros.
Muchas de las personas que tendrán su lugar en la residencia, ven con mucha esperanza el nuevo espacio que tendrán para convivir en paz.
Uno de ellos será José María Chicote de 73 años, quien en su niñez vivió constantes abusos por parte de sus compañeros en un colegio de Osa de la Vega. “Era el juguete de todos, hacían lo que querían conmigo. Me obligaban a hacerles mamadas, a bailar, y luego se iban corriendo y me dejaban en el suelo”, cuenta Chicote.
Debido al nulo apoyo de sus familiares, tuvo que mudarse a Madrid a arreglárselas solo. Conoció a su pareja a los 45 años, quien falleció el año pasado. “Esta fundación ha llegado como un milagro. No sé que haría el resto de mi vida con esta soledad”, expresó.
También estarán la pareja Antonio Sánchez de 74 años y Fabio Capello de 51. Se conocieron precisamente en un evento organizado por la Fundación 26 de diciembre. “Parte de su carisma viene de haber sobrevivido a tantos años de dictadura, le ha dado una fuerza que a mi generación nos falta”, dijo Capello.
Todas las personas cargadas de duras experiencias que se congregarán en la futura residencia, tendrán nuevas esperanzas, y por fin, tranquilidad entre los suyos. Al menos, una última etapa de vida de felicidad merecida.
Romántica TV
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