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“Mi aborto salvó mi vida”: Halsey y su columna contra la derogación del aborto en Estados Unidos

Hace un año Halsey tuvo a Ender, su primer hijo, nacimiento que se concretó tras un largo camino de búsqueda. En es búsqueda, la intérprete ya había sufrido tres abortos espontáneos.

Por eso, no es raro que ella fuera una de las artistas que se refiriera a la decisión tomada la semana pasada por la justicia estadounidense. Y es que la Corte Suprema de Estados Unidos anuló el histórico fallo que le brindaba a las mujeres el derecho a interrumpir su embarazo.

A raíz de eso es que Halsey en una columna para la revista Vogue, habló sobre el dictamen judicial. En específico, le preguntaron si es que después de su experiencia, ella había reconsiderado su opinión a favor del aborto.

“La respuesta es firmemente no. De hecho, nunca me he sentido más fuertemente al respecto. Mi aborto me salvó la vida y dio paso a que mi hijo tuviera la suya. Toda persona merece el derecho a elegir cuándo si y cómo vivir esta experiencia que le cambiará la vida. Sostendré a mi hijo con un brazo y pelearé con todas mis fuerzas con el otro”.

De ahí, la intérprete de “You should be sad” comentó su experiencia con un primer aborto y cómo el procedimiento médico salvó su vida más adelante.

“Parecía una ironía cruel que pudiera quedar embarazada con facilidad pero luché por mantener un embarazo. Uno de mis abortos espontáneos requirió ‘cuidados posteriores’, una forma suave de decir que necesitaría un aborto, porque mi cuerpo no podía interrumpir el embarazo por sí solo y correría el riesgo de sufrir sepsis sin intervención médica. Durante este procedimiento, lloré. Tenía miedo por mí mismo y estaba indefenso. Estaba desesperada por interrumpir el embarazo que amenazaba mi vida”.

Tras esa parte del relato, relató cómo es que sus experiencias previas a su embarazo de Ender, la llevó a reescribir su testamento. En el documento dejó instrucciones claras respecto a lo que debían hacer con sus órganos en caso de que ella falleciera.

“Di instrucciones detalladas con respecto a la donación de mis órganos en caso de que muriera o me declararan con muerte cerebral, lo que significa que si mi corazón latía pero mi cerebro no funcionaba, el Estado tendría permiso para cortar mi carne tibia y aún enrojecida y tomar mis órganos para salvar otras vidas. Qué gracioso que mientras mi propio corazón no sería más que una serie de movimientos involuntarios en una mesa de operaciones, un corazón latiendo en mi matriz podría significar que no podría consentir en salvar mi propia vida”.

Una historia que recuerda que es importante que los organismo aseguren a las mujeres un espacio seguro que les permita decidir sobre sus cuerpos. Sobre todo si eso busca salvar vidas.