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“Una familia no se basa en lo biológico o genético”: La historia de pareja homosexual que adoptó trillizas

Desde hace pocos días en Chile las parejas del mismo sexo ya se pueden casar, una ley que contempla el derecho de filiación. Con eso se abre la posibilidad del reconocimiento de sus hijos, dándole legitimidad a estas familias.

Algo que desde 2005 es una realidad en España, lugar en el que se desarrolla la historia de Miguel Sánchez e Ismael Mena, una pareja española a quienes les cambió la vida desde enero.

A fines de diciembre de 2021 recibieron un llamado de servicios sociales de Castilla y León, zona española en la que viven. El mensaje era simple: ya podían convertirse en padres, pero había solo una condición.

Tenían que adoptar a tres hermanas de seis semanas de vida y después de una media hora de conversarlo, sabían que tenían que hacerlo.

“Formar una familia no está basado tanto en lo biológico o genético, sino en la opción de personas que deciden quererse y vivir juntas”, es lo que ambos dijeron para describir su experiencia en una entrevista con la BBC.

Un cambio soñado

Sólo 15 meses demoraron en recibir este importante llamado, con el que ya están cumpliendo su sueño de ser familia, “Parece una locura, pero estamos encantados. Es muy intenso porque tres bebés implican mucho trabajo, pero por suerte se portan bien, apenas han tenido cólicos y tienen los horarios muy regulados”.

No ha sido un proceso fácil. Antes de la llegada de las niñas el 12 de enero, debían visitarlas en el hospital y hacer contacto piel con piel para que los reconocieran. Y mientras eso pasaba, sus redes de apoyo estaban en casa arreglando sus habitaciones y comprando lo que hiciera falta.

En este momento, los docentes españoles cuenta con el permiso de paternidad que en España es de 16 semanas. Pero teniendo trillizas, pueden sumar 4 semanas más.

“Hay que tener claro que el proceso de adopción no gira en torno a las ganas de ser padres, sino a las necesidades de un niño de ser protegido y tener una familia” y eso es lo que entendieron desde que se les ocurrió partir con el proceso.

Y es que para ellos la adopción en su país era el proceso correcto, descartando la adopción internacional o la gestación subrogada: “Tener que utilizar el cuerpo de una mujer pobre con una transacción económica de por medio no nos parecía la mejor opción”, resumen ambos.

Tras conocerse su historia, recibieron comentarios positivos pero también negativos. Aún así eso no es suficiente para dañar la historia de una familia que no tiene que crece y que nos demuestra lo importante de la inclusión y la adopción.