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Avanzan, pero no lo suficiente: Hombres realizan más tareas domésticas pero siguen al debe

¿Cuántas veces no hemos escuchado a un hombre decirle a una mujer “¿En qué te ayudo?”.

Esto, cuando se habla de tareas y labores domésticas. Y ahí ya la cosa parte mal, porque no es una “ayuda”. Es simplemente, lo que corresponde.

Según un estudio de la consultora Criteria y la Red de Mujeres en Alta Dirección (REDMAD) si bien la cantidad de hombres que participa en tales labores ha aumentado, el trabajo de ellas en la casa, sigue siendo considerablemente mayor.

“Más hombres se involucran en las tareas domésticas, eso es cierto, pero cuando desglosamos los resultados nos damos cuenta de que pocas veces hacen las tareas que no quieren hacer o que ellos consideran desagradables. Versus las mujeres que las hacen igual, aun cuando no quieren” grafica la socióloga y analista de Criteria, Camila Sepúlveda.


Planchar es una de las tareas que menos hacen y más desagrada a los hombres.

Cocinar, lavar la loza, hacer la mesa, planchar, hacer las compras, realizar trámites afuera, sacar la basura, cuidar la mascota y lavar ropa son solo algunas de las actividades que se identifican en la primera categoría.

Mientras que hacer las tareas, jugar, alimentar, bañar, vestir, dar consejos, leer cuentos y ser apoderado son algunas de las que constituyen la segunda.

Resultados

798 entrevistados/as fueron consultados respecto a estos dos ítems y las únicas actividades del hogar realizadas por más hombres que mujeres son las que se llevan a cabo afuera. Es decir, cosas como hacer los trámites, las compras en el supermercado o llevar la ropa a lavandería.

Sin embargo, en tareas como la limpieza de la cocina, planchar o lavar ropa, lideran ellas. Un 92% de mujeres había hecho limpieza de cocina la semana anterior, versus un 82% de los hombres. En cuanto al planchado, un 66% de las mujeres lo había hecho, en comparación con un 42% de los hombres.

“Esta diferencia en el tipo de actividades realizadas más por hombres o por mujeres devela primero que las tareas aun no se distribuyen de manera equitativa, y dos, que los hombres hacen las actividades que tienen que ver con el espacio público más que las que son propias y esenciales de la casa”, explica Sepúlveda.

¿Avances?

Aun así, llama la atención que 12 de las 13 actividades del hogar fueron realizadas, al menos una vez, por más de un 50% de los hombres. Salvo planchar.

“Estamos viviendo el cambio y eso es evidente porque también preguntamos respecto a los estereotipos de género y pudimos ver que, al menos en el discurso, no es mucha la gente que los sigue apoyando o reforzando. Hay mayor consciencia respecto a que no se trata de una habilidad natural que tengan las mujeres, ni que sean mayormente sensibles”, explica la socióloga.

Por tradición y porque nunca se les exigió socialmente que se involucraran, los hombres no se han hecho cargo en el pasado, pero ahora el libreto cambió.

“El desafío que se nos viene ahora; es no solo reconocer el problema, sino que elaborar la solución”.

El hombre se acomoda y “se deja querer”

Otros datos que arrojó la encuesta establecen una clara -y positiva- diferencia generacional.

Los hombres jóvenes (25 a 44 años) están más involucrados que los mayores (45 y más) en las tareas del hogar; así mismo, 39,5% de los jóvenes muestra altos niveles de involucramiento versus un 27,8% de los mayores.

Pero por otro lado, se develó que los hombres en general que no tienen pareja asumen más responsabilidades en el hogar que aquellos que viven en pareja.


El estudio determinó que los hombre solo hacen más cosas y que en pareja “se relajan”.

Y es que un 48,9% de las mujeres con pareja tiene un involucramiento alto en las tareas del hogar, mientras que solo un 26,9% de los hombres en pareja se involucra altamente.

“Eso es algo del cual tenemos plena consciencia, pero verlo en cifras es impactante. El hombre en pareja se acomoda y quiere ser regaloneado. Al final, lo que arroja esa cifra es que ser mujer y estar emparejada con un hombre implica hacerse cargo de sí misma y también del otro. No es equitativo y aun falta mucho por avanzar en corresponsabilidad”, finaliza Sepúlveda.