Hasta 12 horas más de trabajo no remunerado: OCDE revela desigualdad laboral entre hombres y mujeres en Chile
14 de Julio de 2021 Amanda Gallardo Álvarez
Hasta 12 horas más que los hombres es lo que trabajarían las mujeres en Chile. Esto según el informe “Igualdad de Género en Chile: Hacia una mejor distribución del trabajo remunerado y no remunerado” hecho por la OCDE.
En la investigación analizaron la cantidad de trabajo remunerado y no remunerado por género y cómo se distribuye en el país.
Las conclusiones que salen de acá lo dicen todo:
- La visión de que el hombre provee y la mujer se encarga del hogar sigue siendo común en Chile.
- Aunque tengan un trabajo remunerado, en paralelo son las que dedican más horas al cuidado del hogar y la familia, es decir, al trabajo no remunerado.
- De las mujeres que tienen trabajo a tiempo completo, un 13,6% ganan menos de dos tercios del sueldo mínimo (el sueldo mínimo en Chile es de 337 mil pesos).
- En pandemia cuatro quintos de las mujeres dejaron de trabajar y no volvieron a buscar un nuevo empleo. Esto significó que destinaran más horas a las labores del cuidado del hogar, niños o familiares enfermos, lo que ha aumentado los problemas de salud mental en las mujeres.
- Además, encontraron que si las mujeres ampliaran su trabajo fuera de casa, lo más probable es que “seguirían realizando muchas labores comúnmente percibidas como ‘trabajo femenino’ dadas las posturas y estereotipos existentes”.
¿Cuáles serían las soluciones según la OCDE?
Desde el organismo sugieren que se generen más instancias de seguridad social, dirigidos a los hogares de menores recursos, los que muchas veces son encabezados por mujeres. De esta manera se les darían más garantías para volver a un trabajo formal.
Por otra parte, la idea es fomentar que las mujeres reduzcan su brecha educacional, así tendrían más oportunidades de acceder a cargos de liderazgo. También sugieren que se potencien los emprendimientos y la flexibilidad laboral.
Y es que respecto al trabajo femenino es necesario quizás que el Estado sea el primer actor para hacer un cambio cultural. Cambio con el que las mujeres dejarán de ser relegadas a labores que históricamente se nos han designado y que no necesariamente escogimos.