Backstreet Boys, “Romané” y “Game of Thrones”: ¿Cómo la cultura pop ha influido en nuestros nombres?
13 de Julio de 2021 Joel Diaz
Entre 1920 y 2020, María con casi un millón de inscritas, es por lejos el nombre más popular en Chile. Le siguen a mucha distancia Ana y Rosa.
Sin embargo, en los últimos años lideran Sofía, Isabella, Emilia o Agustina.
Mientras en el lado masculino, la cosa ha sido mucho más pareja y José, Juan y Luis superan por poquito, el medio millón de inscripciones en el último siglo. Sin embargo, en el último lustro los más populares son Mateo, Agustín, Benjamín o Tomás.
Este tipo de datos es el que publicó recientemente en Twitter, la linguista de la Facultad de Letras de la Universidad Católica y programadora, Riva Quiroga.
La nueva versión del paquete de datos {guaguas} ya está disponible.
Esta actualización incluye **todos** los nombres inscritos en Chile entre 1920-2020 (como primer nombre).
Para celebrar, un hilo con datos onomásticos. 🎉(1/14) pic.twitter.com/DMXwSAYwPz
— Riva Quiroga (@rivaquiroga) July 9, 2021
Un hilo muy popular, parte de su proyecto “guaguas”, y que da cuenta de cómo han ido cambiando en el tiempo, los nombres de los chilenos y chilenas en el último siglo.
Cultura pop
Y aquí, la cultura pop ha jugado un rol clave. Y ejemplos hay por montones, pero el primero bien marcado de la influencia extranjera fue seguramente Backstreet Boys.
El popular grupo pop noventero hizo que Kevin y Brian se dispararan exponencialmente a fines de los 90’. Y se hayan mantenido, hasta el día de hoy y con muchas variaciones como Bryan o Brayan.
El 2000, por ejemplo, el fenómeno de “Romané” hizo que ese año se inscribiese el nombre de Branco 156 veces, el de Milenka, 114 o el de Salomé, 72 veces.
Otro fenómeno más reciente fue “Game o Thrones”. Durante los años de emisión de la serie se registraron 35 Khaleesi, 83 Daenerys y 75 Arya.
Otros datos interesantes dicen relación con la creatividad. Mientras a las mujeres se les han puesto 126.118 nombres distintos, a los hombres, “solo” 74.762.
Y cada vez más, los nombres varían y nos ponemos más originales, dejando cada vez más atrás al María y José y otros nombres cristianos.
”Este fenómeno ocurre desde los 60’ en adelante. Antiguamente, la gente no se separaba tanto por el nombre, sino que por los apellidos, que refieren la identificación con una determinada familia o clan”, explica el doctor en filosofía Mauro Basaure a LUN.
”Desde entonces los nombres nos entregan información de preferencias de los padres y eso es información sobre los ciudadanos que viven en una determinada época. Una tendencia social sobre algo colectivo. Eso nos dice que la sociedad chilena ha cambiado”.